top of page
Buscar
  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

El show debe continuar (El Príncipe Azul)

Actualizado: 21 jun 2021


Vamos con el VADERETO del mes de junio ¿quieres que te cuente un cuento?


Para el reto de este mes JascNet nos invita a pensar y escribir en AZUL. No se trata de escribir sobre el color, que también vale.

Vamos a inspirarnos en la belleza de sus tonalidades, sus connotaciones positivas y negativas, la representación simbólica, las referencias sociales, religiosas o políticas

A mí me ha venido a la memoria el PRÍNCIPE AZUL y he querido dejar su personaje donde se merece estar: En los cuentos.



En un plató de una televisión popular, con un público compuesto, en su mayoría, por chicas jóvenes, va a tener comienzo un show anunciado hasta la saciedad durante semanas.

Los presentadores, hombre y mujer, por eso de la paridad, ambos guapísimos pero con las luces suficientes para no hacer sombras con la del plató y estar más o menos a la altura de los invitados, dan comienzo a la función.

Presentadora –¡Querido público, gracias por estar aquí! Ya teníamos ganas de vernos cara a cara y de dar a este fabuloso programa la espectacularidad que, antes de la dichosa pandemia, tenía.

Presentador –Hoy tenemos un programa cargadito, cargadito. De alta alcurnia, de la realeza más remota y distinguida que podáis imaginar. Hoy tenemos invitados de sangre azul.

Presentadora –Hoy nos acompaña el maravilloso, soñado, admirado, querido, buscado, el protagonista de nuestros sueños, el guapísimo y siempre anhelado: ¡PRÍNCIPE AZUL!


Un joven entra en el plató y alza sus brazos hacia el público que, al verle entrar, chilla y aplaude sin parar. Es un chico de unos treinta años, rubio con un pequeño bigotito bien recortado y con un look de hace algunos siglos. Su ropilla de terciopelo azul con mangas acuchilladas cubre una camisa blanca y sus calzones del mismo estilo dejan ver unas calzas rojas rematadas por unos escarpines dorados. Al hombro lleva una capa corta de terciopelo rojo.

Sonríe y manda besos a las gradas y después, invitado por la presentadora, se sienta en un chaise longue de terciopelo azul turquesa.

Los presentadores hacen un precioso recorrido por la vida y “milagros” de tan insigne invitado. Hablan de sus batallas, de las que siempre ha salido victorioso y de lo mal que le ha ido en el amor. Después le piden que sea él quien relate sus vivencias y si aún está decidido a encontrar el amor de su vida.

Él dice que nunca dejará de buscarlo y que, posiblemente, hoy pueda ser ese gran día. Este comentario desata el delirio entre las chicas que asisten al programa y risas, gritos y aplausos son uno solo.

El joven príncipe va a beber agua y, tal vez por su nerviosismo, se le escurre el vaso y el líquido cae sobre el sofá. Una chica del personal de limpieza entra en plató con idea de limpiarlo, el príncipe se fija en la muchacha e, inmediatamente queda como petrificado. Reconoce en ella a esa chica que, tras un baile en palacio y cuando el reloj del gran salón dio las doce, salió corriendo hacia la calle donde una carroza la esperaba y desde entonces anda buscándola sin éxito.


–¿Eres Cenicienta? –le pregunta entre asombrado y esperanzado.

La chica se queda mirando al joven y, tras masticar ruidosamente el chicle que lleva en la boca, le contesta de mala gana.

–Pero ¿Qué dice el colega? Anda y déjame que limpie esto que ya tengo ganas de dejar de currar. Será posible el fantasma este vestido de príncipe de cuento. Cambia de look chaval, que esto ya no se lleva.

La chica se marcha y Príncipe Azul cuenta su historia del baile a la que asistió una chica que aún no ha encontrado. En su huida se le cayó un zapato que él fue llevando por todas las casas de los pueblos y aldeas cercanos a su palacio pero en ninguna encontró a quién ese zapato le quedara bien.

–Y eso que algunas hicieron trampa –dice Príncipe– Hubo quien se cortó los dedos para que le cupiera el pie en el zapato, otras pusieron pañuelos delante de los dedos, hasta que una chica, harta de probarse de una y otra forma el zapato lo tiró a la pared y lo hizo trizas. Desde entonces ando como perdido, no encuentro a mi amor y eso me está matando.

En las gradas todas las chicas dicen ser las dueñas de ese zapato. Él contesta que estaría muy feliz si la verdadera dueña apareciera con el zapato que al huir quedó enganchado en su pie. La grada queda en silencio.

La presentadora quiere que el espectáculo no decaiga y con gran alegría e ilusión presenta a unas invitadas que esperan ser llamadas para entrar en plató.

Presentadora –Demos la bienvenida a ¡Blancanieves, Rapunzel y La Bella Durmiente!

Ahora es el público masculino el que aplaude sin cesar. Blancanieves al ver a Príncipe se enfada muchísimo y le da un bofetón. El presentador la separa y la lleva al otro lado del plató para que se calme.


Blancanieves –¡Sí llego a saber que estaba aquí este mamarracho no hubiera venido!– grita desde detrás de las cámaras.

Presentador –¿Pero por qué se pone así? –pregunta.

Príncipe –Es una larga historia. Ella debe su nombre no a la palidez de su piel sino a un polvillo raro que inhala. Ella dice que es polen pero ese polvo le hacía ver enanos y brujas con manzanas envenenadas. Eso me decidió a poner fin a nuestro matrimonio.

La Bella Durmiente que en cuanto entró en plató se tendió en el sofá y se quedó dormida, estira sus brazos y tras un bostezo se da media vuelta y entreabre los ojos descubriendo a Príncipe y se queda mirándolo intentando recordar quién es.


Bella Durmiente –¿Príncipe Azul? ¡Maldito bicho! Se puede saber qué haces aquí.

La presentadora sujeta a Bella que se ha espabilado de repente y quiere sacar los ojos a Príncipe.

Presentadora –Tranquila, ¿por qué te pones así?

Bella Durmiente –Que ¿por qué me pongo así? ¿Por qué no le preguntáis a él qué hizo conmigo durante los años que me tuvo en su palacio durmiendo sin despertarme hasta que después de dar a luz, uno de mis hijos fue el que me sacó la espina motivo por el cual desperté? Lo mato, dejadme que mate a ese sapo.

Entra un guardia de seguridad y saca de allí a Bella. Rapunzel se acaricia su trenza rubia y se estira su minifalda que no da más de sí dejando ver unas piernas espectaculares.

Los presentadores la miran con recelo pues esperan que en cualquier momento de la nota como las dos anteriores pero Rapunzel no dice ni pío.


Imagen de Pinterest imagui.com

Es el presentador quien, sonriendo y para cortar el hielo, se acerca a la chica.

Presentador –Bueno y tú qué tienes que contar Rapunzel.

Rapunzel –Yo nada, yo también me separé de él porque no soportaba que me tuviera siempre en la torre de aquel castillo sola sin tele, sin jacuzzi, sin gimnasio, sin microondas, sin móvil y sin acceso a internet.

Presentador –Pero qué dices si eso en vuestro tiempo no existía.

Rapunzel –Años pasé con la coleta buscando las ondas hertzianas pero ni por estas. Aburrida estaba todo el tiempo.

Príncipe –¿Aburrida? Pero si tu coleta estaba más concurrida que las escaleras mecánicas de un centro comercial. Si no había comerciante, trovador o soldado que no supiera las dimensiones de tu torre.

La presentadora intuye que esto va in crescendo y por lo tanto hay que cortar cuanto antes. Da paso a publicidad y cuando vuelve el programa, despide la emisión con una gran sonrisa enseñando la funda dental recién estrenada.

Ya terminada la función toma del brazo a Príncipe y el presentador a Rapunzel y los cuatro se van al pub más cercano a tomar unas copas.

Y... colorín azulado, este cuento se ha acabado.


Utopía: Esta palabra está formada con dos de origen griego: la palabra OU que significa NO y TOPO que significa LUGAR (Lugar que no existe)

Cambiamos lugar por persona y nos encontramos con El PRÍNCIPE AZUL.

El príncipe azul solo es una utopía una ilusión que muchas personas tienen en su mente. El príncipe azul solo existe en los cuentos y por lo tanto es un cuento más. Bajemos a la realidad y todo estará más ajustado a nuestras posibilidades.

Sed felices y comed lo que os apetezca y dejar a las perdices que paseen por el campo.


48 visualizaciones9 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page