Se acerca el 10 de julio fecha muy especial para los conductores, fecha en la que una parte de mi pueblo se viste de fiesta e invita al resto de vecinos, tanto de Manzanares como de pueblos cercanos, a pasar unas horas en armonía disfrutando de juegos, música y bailes mientras degusta tapas, montados y bocadillos bien regados con bebidas fresquitas.
Reina la armonía, la charla animada y el reencuentro con amigos o conocidos que, por circunstancias varias, han pasado tiempo sin verse.
Es la fiesta de San Cristóbal, patrón de los conductores. Es la fiesta que año tras año, organiza la Asociación de Conductores San Cristóbal de Manzanares.
Es la fiesta que este año, “gracias” al Covid 19, no podrá celebrarse.
Ya sé que no es la única, que hay multitud de fiestas, ferias, certámenes… y mil eventos más que no se han celebrado y otros que aún no ha llegado su fecha tampoco se celebrarán. Es una pena, en todos los sentidos.
Para esta fecha ya se habría repartido la revista que cada año prepara la Asociación, revista en la que yo participo haciendo un resumen de las fiestas del año anterior, llevando las secciones “¿Sabías que…? y Curiosidades y aportando un relato relacionado con la conducción su mundo o usuarios.
Pero las circunstancias han puesto todo patas arriba, nada es como habitualmente venía siendo y este año no hay revista, ni premiados, ni música, ni baile, ni nada de nada.
Mi deseo es que, aunque no haya nada que nos haga vivir las fiestas en honor a San Cristóbal, su protección esté siempre a nuestro lado. Un abrazo y cuidaros mucho.
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Pero yo quería aportar una pequeña píldora que el año pasado leí por casualidad. Es una carta escrita a finales de octubre de 2019 en Facebook por una chica que había tenido un accidente. Le pedí permiso para publicarla este año en la revista y muy amablemente, me lo dio.
Aquí dejo la vivencia de : Ángela Medina Peñalver
Dirigido al señor camionero
El pasado 23 de octubre sobre las 21h tuve un accidente de tráfico en la autovía Jaén - Granada.
Estaba lloviendo mucho, era ya noche cerrada y los limpias a todo tren. De repente visualicé dos lucecitas rojas muy bajas a escasos 100 metros. Era un coche de árabes cargado hasta los topes, (por favor no lo interpretéis en tono racista porque no es mi intención, pero el 99,9% de los coches que yo he visto así han resultado ser de ellos), del año de la tana circulando a menos de 60 kilómetros por hora ¡¡¡Por una autovía!!!
No lo pude esquivar y al intentar adelantarlo, les di y me estampé contra el quitamiedos de la mediana. Salí a duras penas del vehículo porque ni tan siquiera sé cómo logré sobrevivir. El coche siniestro total.
Por suerte para mi, vino justo detrás mía un camión y el conductor se paró a socorrerme.
Paró el tráfico, me ayudó a salir, a respirar, me dijo que todo estaba bien, me dio agua. Llamó a la guardia civil y a la ambulancia. Y se esperó conmigo hasta que todo pasó.
Por desgracia y con la conmoción olvidé preguntarle el nombre para poder darle las gracias, porque sin conocernos de nada, hizo de padre, de enfermero, de policía y de psicólogo.
Ojalá consiga llegar a ti este texto. Que sepas que me salvaste la vida, que tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Que hablaré de ti cada vez que aparezca la palabra bondad. Gracias, gracias y gracias. Ojalá haya en el mundo más personas como tú.
Os agradecería que lo compartierais para ver si consigo hacérselo llegar y encontrarle. Muchas gracias.
Después de dar una ojeada por el facebook de Ángela he llegado a la conclusión de que apareció su Ángel de la Guardia.
FELICIDADES a ambos.