Caminaba tan tranquila por la calle cuando empezó a caer una fina lluvia, plic, plic, sonaban las gotas que cada vez eran más grandes.
El reloj de la torre dio cuatro campanadas tan, tan, tan, tan. Apresuré el paso pues llegaba tarde a mi clase de música y ya tenía ganas de aporrear el tambor, porrón pompón. La lluvia empezó a calarme y empecé a tiritar. Un estornudo ¡achís! se escapó de mi boca y fue tan fuerte que me di un golpe con una farola
al tiempo que mi pie aterrizaba sobre una caca ¡puaf! de un perro “huérfano de dueño”. Intentaba quitarme aquel pastel del zapato y fui a meter el pie en un charco en el mismo momento que pasaba un coche frenando ¡iiiii!, asustada exclamé ¡Oh, no, m´atopella!.
El segundo reto literario de septiembre tiene como figura invitada la ONOMATOPEYA.Puede tener más o menos palabras, pero con diez lineas es suficiente. Cinco onomatopeyas, o más, o menos, la manga que tenemos para trabajar es amplia. Y así se trabaja muy bien.