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  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

¿Qué pasó esa noche?


Voy un poco atrasada en los retos a los que sigo. Pero no hay tiempo si hay una historia (esperemos que más o menos buena)

JasNet nos invita a escribir inspirándonos en la noche.

En el VadeReto de este mes os propongo crear una historia donde la noche sea la protagonista.










Las noches de verano son las más apropiadas para relajarse, estirarse en una hamaca, mirar el cielo y descubrir estrellas nuevas.

Las constelaciones en un cielo negro brillante, relucen con más fuerza como poseídas por brillo estelar que las hace atractivas a los ojos más ávidos de sensaciones.

https://pxhere.com/es/photo/

Así estaba yo aquella noche silenciosa de agosto. En un paraje sereno y tranquilo de un pueblo manchego, tomando el fresco que la calle me ofrecía y llenando mis pulmones de aquel aire puro que aún los avances de la modernización no habían contaminado, a la vez que mi mente se recreaba con los guiños de unas estrellas juguetonas de un cielo sin nubes cuando un destello de luz cegó mis ojos.

Sobre mis piernas estaba acunado, disfrutando del momento, mi querido Sully, un perrillo mil razas que era como mi sombra. Dormitaba sin importarle ni luna ni estrellas, solo complacido de estar conmigo y de mis caricias en sus orejillas blanditas.

Al ver aquella luz me sobresalté, también Sully se sobresaltó quizás influido por mi propio movimiento. La luz se veía alta, no podría decir a cuántos metros, quizás cientos de ellos, se encontraba, tampoco sé a qué clase de artefacto se debía. Se quedó como parada esperando no sé qué. Yo continuaba expectante a ver qué pasaba cuando un grito lejano me sorprendió. Recordé que tenía puestos los auriculares y que estaba escuchando un podcast de misterio, respiré aliviada.

Imagen de la red

Pero aquello aún seguía allí y de vez en cuando emitía unos rayos luminosos hacia donde yo estaba.

Sé que debí haber hecho algunas fotos, tomado un video o algo que inmortalizara el momento, pero aunque resulte paradójico, siempre estamos con el móvil en la mano y en el momento más necesario o no lo encontramos o falta batería o, como me pasó a mí, que ni me acordé de él.

La cuestión es que era mi relato contra todos pues cuando lo conté nadie me creyó. Aunque he de confesar que este acontecimiento me está siendo muy beneficioso. No sé qué fue lo que me transmitió aquel avistamiento pero, desde entonces, puedo adelantarme a cualquier cosa que me pueda perjudicar y así evitar males inoportunos.

Y lo que es mejor, he desarrollado la capacidad de leer las mentes. ¡No queráis saber las cosas de las que me entero!


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