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  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

Primer día al aire libre

Actualizado: 6 may 2020


Foto de Sylvia T.T Puerto de la Cruz Tenerife 2019

Aquel día tan esperado me levanté con la luz del alba. Estaba excitada, anhelante y deseando que llegara el momento de salir a correr libre por la calle. Tomé mi tiempo para lavarme concienzudamente, me serví un zumo de naranja y me senté cerca de la ventana a ver cómo se desperezaba el sol. La aurora, tan fresca y lozana ella, se escondió pues los rayos solares podrían dañarla mientras, los pájaros empezaban a salir de sus nidos saludando al nuevo día.

Ya vestida para la ocasión, mallas de licra, zapatillas y camiseta suelta pues los días de poco ejercicio me hacían temer que mis músculos estuvieran algo flácidos. Peiné mi melena y la recogí en una coleta, después me puse mi mascarilla y ya dispuesta abrí con solemnidad la puerta de casa. El sol besó mi cara (lo poco que quedaba al aire de ella) a lo que yo correspondí quitándome la mascarilla y guardándola en la mochila junto a la botellita de agua y unas toallitas húmedas. Miré a un lado y después al contrario y la calle parecía un hervidero. No creí que tanta gente pudiera haber pensado igual que yo que a primera hora estaría todo despejado.

Un silbido preludio de una canción que el mundo ha olvidado llegó desde algún rincón de la calle. Eché a andar sin darle importancia. Primeros pasos más rápidos y después tras un trotecito fui ganando rapidez en mi carrera. Poco a poco apenas éramos cinco o seis personas las que íbamos en la misma dirección bastante separados unos de otros. De nuevo aquel silbido frenó mi carrera. No noté reacción en las otras personas que seguían su marcha.

dibujo de la red

El silbido, aquella cancioncilla, empezaba a ponerme nerviosa. Mire alrededor y como por encanto todos los que antes andaban delante o detrás de mí habían desaparecido. El silbido se escuchaba cada vez más cerca. El sol ¿el sol? minutos antes apenas había amanecido ahora era totalmente de noche ¿qué había pasado? y ¿dónde estaba? Una risa en la noche levantó a los búhos de los árboles de cuyas ramas agitadas por un viento convertido en huracán hacía que las hojas cayeran al suelo tapizando este como si de repente el otoño se hubiera manifestado. Quise largarme de ese lugar, volver a mi casa, pero ni reconocía el sitio donde me encontraba ni podía guiarme por la luz de una luna que esa noche no había querido aparecer.

De nuevo el silbido, esta vez sonaba tras mi cabeza, pegado a mí. Me volví con rapidez, creo que fue el miedo quien me inyectó la adrenalina necesaria para hacerlo y allí tras de mí... ¡no había nadie!

Las luces parpadeantes hirieron mis ojos. El sonido estridente de las sirenas hicieron lo propio con mis oídos. Me encontraba en una vorágine de sentimientos encontrados. Entreabrí los ojos y me pregunté qué hacía allí la policía, antes de que obtuviera respuesta unos enfermeros me transportaron a una ambulancia. No entendía nada.

‒Tranquila, ya todo pasó ‒me susurró una voz tras la mascarilla.

‒Ha sido el choque del encierro y el goce de poder correr al aire libre ‒susurró otro enfermero.

‒Pobre, no ha podido resistirlo ‒volvió a hablar la primera voz y dirigiéndose a mí me pareció ver el amago de una sonrisa en unos ojos que parecían inexpresivos, después pusieron en el gotero una pequeña bolsa blanca e inyectaron algún medicamento en ella. No pasaron ni treinta segundos cuando, el silbido volvió de nuevo a mi cabeza. Inmediatamente caí en un sueño profundo.



Relato escrito para el reto de abril de Jessica Galera Andreu del Blog FantÉpica hay que incluir esta frase "Es una canción que el mundo ha olvidado" y adaptarla a un sonido sorpresa que hay que elegir entre nueve. A mí me ha tocado un silbido algo sospechoso.

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