El texto que puedes leer a continuación lo escribí en 2017 y fue editado en la revista de feria de Ruidera.
RUIDERA CON LOS CINCO SENTIDOS
¿Te apetece dar un paseo por Ruidera, percibir los colores, los olores, el sonido y, por qué no, los sabores y el tacto que esta tierra nos ofrece? Pues acompáñame.
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Si miras a cada lado verás que el color verde en su amplia gama se empeña en matizar cualquier espacio de esta preciosa tierra. Entre sus árboles, arbustos, retamas o cualquier tipo de planta, las flores abundan dando pinceladas de rojo, rosa, amarillo, malva y mil colores más, que parece que un pintor despistado ha ido dejando los tubos de oleos aquí o allí para luego distraídamente ir pisándolos y salpicando con sus colores el paisaje.
Ahora miremos más atentamente, entre el inmenso follaje encontramos infinidad de insectos que, dejando atrás lo molestos que pudieran parecernos, hemos de considerar lo necesarios que son para que esta explosión de colores llegue a buen término. ¿Escuchas su zumbido?
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Seguimos en nuestro paseo y el sonido que nos llega lo provocan las aves, el parpar o graznido de los patos compite con el chirrido de las cigarras, o el trino, gorjeo o reclamo de los pájaros que abundan entre los olmos, álamos, pinos, carrizos, encinas, sabinas…
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Otro sonido nos llega, poderoso, enérgico y activo. Es el rumor del agua. Cascadas del preciado líquido llegan saltando alegres y ruidosas hasta el lecho de las lagunas donde parece detenerse todo su brío para así servir de espejo a la belleza de un paisaje paradisiaco.
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Si cerramos los ojos y ponemos a trabajar nuestro olfato, seguro que nos llega la fragancia de las peonias, de las rosas, el aroma persistente del tomillo, la lavándula, el romero o el característico olor resinoso del lentisco.
Ya cansados de la caminata y habiendo puesto a trabajar tres de nuestros
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sentidos vayamos a los dos últimos: el gusto y el tacto.
Según la RAE el sentido del gusto es en su primera acepción: Sentido corporal con el que se perciben sustancias químicas disueltas como las de los alimentos. Pues bien, aquí entre la vegetación que hemos contemplado, con el rumor del agua y con la brisa del viento cualquier alimento es para nuestro paladar manjar de Dioses. Solo hace falta echar una ojeada alrededor de los bañistas que gustan comer junto a las lagunas. Ensaladas, tortillas de patata, fiambres, carnes empanadas… ¡hay que ver con qué gusto lo paladean!
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Mientras, de los restaurantes, llega el aroma a carnes a la brasa, paellas, asados… que, jugando primero con nuestro olfato y, después con la vista, consiguen que nuestra boca se vaya haciendo agua y nuestro estómago pida a gritos uno de estos manjares y así poner a trabajar el sentido del gusto.
Y, por último, el tacto. El roce de nuestros dedos con las plantas y con el agua. No a todo el que va a Ruidera le gusta bañarse en sus lagunas. Pero el agua hay que sentirla, hay que dejar que bese nuestra piel. Aunque solo sean los pies, o echarse un poquito del frescor de sus aguas en los brazos, en la cara. Sentir cómo se escapa entre los dedos, imaginar el contacto con las piedras milenarias, sentir cómo nuestra sangre se refresca como, aunque cansados nos sentimos tan bien en este oasis en el centro de La Mancha.
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Eran las alegres niñas
risueñas, dulces y bellas.
pasaban el día jugando
entre jardines y selvas.
En las tardes a la puesta
del sol, sus poesías cantaban
sus temas pastoriles
a todo el mundo gustaban.
Cuentan que su belleza era tal
que la Luna se eclipsaba
y se moría de envidia
al verlas cómo danzaban.
Y fue el Río Guadiana
que se enamoró de todas
no sabiendo por cuál de ellas
inclinaría la balanza.
Quiso que conociera
a una hechicera o maga
que con influjo lunar
un sortilegio ideara.
Y las transformó en Lagunas
por las que el Río bajaba
acariciando sus aguas
de noche y por la mañana.
La Luna que está celosa
se acerca de madrugada
para mirarse en sus aguas
y así parecerse a ellas
pero lo que la Luna no sabe es
que en las noches que más brilla
las Lagunas son más bellas.
Virtudes Torres
2017
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Nota. Todas las fotografías han sido cedidas para este relato por su autor A. T. G. Tienen derechos de autor y no se pueden editar sin su consentimiento.