Virtudes Torres Losa
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Perdón.
Antes de la llegada a nuestra villa, el neófito Sotomayor demostró tener una inteligencia natural, dando muestras de sus virtudes y poder de liderazgo por lo que en 1790 fue nombrado titular de la parroquia de Martos, Jaén donde ejercería durante nueve años tras los cuales fue destinado a Manzanares.
Martos no estaba dispuesto a quedarse sin su párroco y pidió en numerosas ocasiones a la Orden de Calatrava que devolviera a su pueblo al sacerdote, también por parte de este hubo escritos para su retorno pues él también estaba encariñado con sus feligreses y de todos era sabido su amor por los pobres, desfavorecidos, enfermos y encarcelados pero la Orden no hizo caso de estas rogativas y se negó en redondo a su vuelta al pueblo jienense y fue oficialmente nombrado Cura Rector por oposición de la Parroquia de Manzanares a la edad de 35 años.
Esta decisión de que *Frey Pedro Álvarez de Sotomayor, ejercería como gran pastor de Manzanares fue de gran importancia para nuestro pueblo pues demostró su capacidad para resolver los asuntos de gran enjundia, tanto políticos como sociales, que se desarrollaron durante la Guerra de la Independencia, siempre procurando obtener el mejor resultado para los vecinos de la villa.
El Levantamiento del dos de mayo de 1808 y el comienzo de la Guerra de la Independencia hizo que miles de soldados franceses cruzaran La Mancha en dirección a Cádiz, fue a su paso por Valdepeñas donde la contienda dejó mermado el ejército francés y también cayeron varias decenas de valdepeñeros. Un jinete llegado de Valdepeñas convenció a un buen número de paisanos manzanareños a pasar por el cuchillo a todos los franceses que estaban en un hospital de campaña, incluidos los enfermos.
Fue tal la saña que se desató en esta altercado que Manzanares adquirió un sentimiento de culpabilidad y temió la represalia y la venganza francesa.
Según el historiador manzanareño Antonio Bermúdez, las tropas francesas habían quedado tan mermadas que retrocedieron hacia Manzanares, temiendo los vecinos de la villa que pasaría igual que había sucedido en Córdoba donde tras el desastre de la batalla de Bailén, saquearon conventos, violaron monjas y robaron obras de arte.
Pudo haber sucedido lo mismo pero las autoridades manzanareñas y el párroco Álvarez de Sotomayor mediaron con los franceses haciéndoles desistir en su deseo de venganza.
En marzo de 1809 Napoleón ordenó al general Sebastiani la reocupación de La Mancha. Por entonces el alcalde de la ciudad había sido linchado y su sustituto había huido. Fue el 31 de marzo Viernes Santo de 1809 cuando Álvarez de Sotomayor con la imagen del Cristo arrodillado del Perdón sale en procesión para recibir al general francés suplicando su clemencia, rogando que sea él quien sufra el castigo. Le acompañan las mujeres, niños y ancianos que quedaban en el pueblo por faltar los hombres que estaban en la guerra.
El general francés dio su palabra de que no sucedería nada al pueblo manzanareño y, quitándose su fajín se lo ofreció a la imagen como gesto de conciliación.
Este hecho derivó en el nombramiento de Nuestro Padre Jesús del Perdón como Patrón de Manzanares.
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