Hoy es el Día Mundial de la Poesía.
No soy amiga de que tenga que haber un día especial para recordar algo, pues creo que cada día tiene un poquito de eso que lo hace especial y que nadie me tiene que recordar que hoy tengo que amar un poco más a la poesía, a las letras o tener más empatía con alguna enfermedad o con algún evento al que mañana olvidaremos porque nadie nos recordará que ese día También debemos de tenerlo en cuenta.
Aún así quiero dejar aquí un poema que mereció el galardón de 2ª Mención Especial en el III premio nacional de poesía 2020 de Universo Literario y que lleva esperando ser publicado más de dos años, pues en un principio iban a entregar los premios en mayo pero con la pandemia lo atrasaron a septiembre, después a finales de noviembre siempre de 2021. Al día de hoy nada se sabe.
Duele tanto reconocer
Busco recuerdos en el archivador de mi cerebro
separo días, frases, luces y sombras
como se apartan las prendas antiguas del armario
dejando lo nuevo,
apartando de la vista los restos del pasado.
Me atrae el rincón de esta sala desangelada
donde reina el desorden,
el caos, la pena y la desgana.
Busco incansable, he aprendido a buscar,
a no tener, a tener que encontrar,
y me pierdo en la cama, entre las sábanas
donde el sueño se niega a acudir
y en su lugar llegan las lágrimas.
Y me pregunto qué he hecho mal, o mejor
¿habré hecho alguna vez algo bien?
En la pantalla de mi mente
memorizadas están las palabras que dije
(y hasta las que no dije)
Y de nuevo me asaltan los reproches
como ráfagas de luz,
como migrañas que se suceden una a otra y,
no encuentran paliativo en ningún analgésico.
Y puede más la pena y la tristeza,
de saber hasta dónde hemos llegado.
Reconocer que han fenecido los sueños,
que los deseos están momificados
que los besos brillan por su ausencia y...
que este amor que fue tan grande
que, a pesar de todo, ¡Es tan grande!
tenemos que darlo por muerto.
Orión