top of page
Buscar
  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

El relato


Ya hemos comenzado el mes de octubre y la cita con VadeReto me estaba llamando. Llego y ¿qué me encuentro? Que Jose nuestro querido JascNet, nos tiene preparado un reto acorde al mes en el que nos encontramos. Pero como a él le gusta afinar y poner la cosita un poco más ¿difícil? pues nos propone hacer una historia de terror peeero...


"¿Qué tal si le ponemos algunas condiciones?
Vamos a intentar alejarnos de las figuras y escenarios clásicos y típicos. El cementerio, los fantasmas, los monstruos hollywoodenses, la oscuridad, la niebla… todos estos son recursos bastante trillados y de fácil inspiración.
¿Os atrevéis a usar escenas cotidianas, personajes corrientes, sucesos nada relevantes… y transformarlos en auténticas historias de terror?
No os olvidéis que debe ocurrir en Otoño."

Yo he recordado un texto que escribí allá por octubre de 2016 (ha llovido) y me parece muy adecuado a la propuesta del VadeReto. Lo titulé:

"El relato"



Soy miembro del jurado de un certamen de Cuentos de Terror. Aprovechando el puente de Todos los Santos, he alquilado una casita rural donde podré dedicarme a leer con tranquilidad.

Ya instalado, abro mi portátil y voy descargando los relatos que se han presentado. Los archivos se han clasificado por orden alfabético. El cursor del ordenador parpadea sobre las letras del primer texto.

“Aullidos”. Mal empezamos, ya el título me lo dice todo, además se me va la vista hacia las tildes y las faltas de ortografía. Y yo sí que voy a aullar, pues este relato las tiene a granel. Lo descarto y sigo con el siguiente.

La lectura de los primeros cuentos va rápida. Son mínimos y en pocas palabras han dado caza a unos duendes, hemos asistido a una misa negra, ha salido por ahí un loco con un hacha, unos críos se la han jugado con la ouija y algunos muertos han salido de sus tumbas.

Estoy cansada. Doy un paseo para estirar las piernas mientras me fumo un cigarrillo.

Vuelvo al ordenador, la pantalla está apagada, muevo el ratón para reanudar la lectura y una cara horrible acompañada de un grito, aparece en lugar del texto. El susto es tremendo. Me recompongo como puedo e intento abrir el siguiente archivo, no entiendo cómo ha salido esa imagen si no estoy conectado a Internet…

Una ráfaga de aire abre de par en par las ventanas. A pesar de la buena temperatura exterior aquí hace mucho frío, el aire que pasó hace unos minutos ha dejado helada la casa. Pongo el aire acondicionado, espero que se caldee la habitación mientras me preparo un vaso de leche. Camino de la cocina me parece oír siseos. Da la sensación de que salieran de las paredes. Descarto esta idea. Quizás la lectura de esos cuentos está influyendo en mí más de lo que me imaginaba.

Estoy de nuevo frente al ordenador. Por el título “Sombras” debería estar entre los últimos y no recuerdo haber leído tanto. Lo minimizo y busco el que corresponde al orden. De nuevo el mismo archivo vuelve a abrirse. Lo cierro y abro otro y, otra vez es “Sombras” el que aparece.

Una frase llama mi atención: “…las sombras acechan por cualquier parte, se esconden tras las cortinas, mimetizadas con el papel de tu salón, esperando su oportunidad.”

Esta frase me atrae, decido leer el relato y valorarlo.

…no creas que estás solo, todo lo que está a tu alrededor te observa. La casa está llena de sombras, sombras de seres de otros tiempos, que viven en otra dimensión. Mira ese sillón, muchas personas se sentaron en él, alguna dejó impresa su aura. En el espejo donde te miras, desde el otro lado, miles de ojos te acechan, tú no los ves, están en otro plano, pero… están.


"Ahora mismo, tras esta pantalla, yo te estoy analizando, esperando el momento en que tú estés más absorto en la lectura de este texto, en que seas más vulnerable para saltar sobre ti. Desde mi perspectiva, decido hacerlo despacio, voy enroscándome en tu pelo, colándome en tus pensamientos, saboreando tu miedo, alimentándome de ese escalofrío que sientes. O quizás decida ser más tajante. Los ruidos inesperados, los cambios de sitio de las cosas cotidianas, lo inexplicable, los impactos que a ti te asustan, te van quitando energía, a mí me dan fuerzas, son mi alimento… “

Este texto está poniéndome los pelos de punta. Me gusta, me atrae, pero al mismo tiempo siento una repulsa inmensa hacia él. No quiero seguir leyendo pero es como un imán. Continúo con su lectura.

“… y ahora que ya soy parte de ti, creerás verme en todas partes, me sentirás, iré poseyéndote poco a poco, minando tu cerebro, dominando tus impulsos, incitándote a hacer lo que yo quiera. Serás mi esclavo…”


¡Vale! Hasta aquí he llegado. No quiero seguir leyendo, no sé quién ha escrito esto, pero noto que tiene un poder indiscutible sobre mí. Me levanto con idea de dar otro paseo para despejarme. Ahora me da miedo mirar el espejo del pasillo y, me da la impresión de que en cada mueble hay una presencia y los siseos anteriores, se han convertido en murmullos.

Seguro que este relato es el causante de lo que está pasando. Voy a mirar la plica. Necesito saber quién ha escrito esto y como tenga un número de teléfono le voy a llamar inmediatamente.

Siguiendo este impulso, abro el archivo que debe contener los datos del autor. En todo el documento solo hay una frase que se repite hasta el infinito.

“Nunca he ganado un certamen, pero me he cobrado muchos premios, jajajajaja.”

Días más tarde, en la sección de sucesos de un diario de pueblo notificaban mi muerte por paro cardíaco.


Virtudes Torres

Octubre 2022

59 visualizaciones8 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page