Acabo de leer este libro y me ha gustado muchísimo. Dejo aquí mi humilde reseña para despertar posibles lecturas.
Asaemon Hikura es un maestro rastreador que, tras una borrachera, ofende a los señores del clan Sugawara al romper una campana sagrada. El castigo impuesto es alejarlo de allí para tratar de recuperar a cinco muchachas desaparecidas de Ottawa, aldea al pie de una montaña donde los aldeanos dicen que mora Shika no Kōbe, un espíritu o demonio que además ha matado a tres hombres que entraron en la montaña en busca de las niñas.
Ryō Aratamy es un samurái administrador de la aldea perteneciente al clan Ikeda al que le llegan noticias de que el clan Sugawara, eternos enemigos, han destruido el castillo, han quemado la ciudad y se han ensañado con el cadáver del señor feudal.
La montaña, antes despensa de los aldeanos ahora temida por ellos, guarda un gran secreto que, Asaemon, samurái de Sugawara intentará descubrir.
Yumiko, muchacha de apenas quince años diestra en el manejo del arco, se unirá al samurai pues una de las chicas secuestradas es su hermana.
Dos clanes totalmente enemistados, uno bárbaro y despiadado, el otro más pacífico. Dos hombres que deberían ser oponentes pero que les une descubrir qué es lo que se esconde en la montaña.
En esta novela hay dos mujeres que tienen una fuerza y un tesón que equilibra la balanza con los dos protagonistas masculinos. Aunque la novela gira en dos espacios temporales, éstos llegan a un punto donde confluyen despertando el interés hasta en el último párrafo.
No se dice cuál es la ambientación histórica en que está ubicada la novela, pero sí que es en el Japón rural, servidor de algún señor poderoso pertenecientes a clanes familiares.
El autor no se decanta por ningún personaje, de todos nos presenta su cara y su cruz. Su tesón y sus momentos de más abandono.
La narrativa es de diez, el autor describe cada paso de los protagonistas, cada espacio donde están, cada momento o situación, con una prosa exquisita.
Virtudes Torres
Junio 2023