Cuando el dramaturgo alemán Johann Wolfgang von Goethe creó su famosa obra "Fausto", ni se le pasó por la imaginación que alguien, casi un siglo después, dejaría para la posteridad a los protagonistas unidos y a la vez encontrados en una estatua.
Allá por el siglo XIX, un escultor francés desconocido vio un tronco de un árbol, concretamente de un sicomoro (higuera de Egipto) y descubrió que allí se escondían el bien y el mal, la dualidad humana y se puso manos a la obra.
En el Museo Sçalar Jung en Hyderabad, India, se encuentra esta preciosa estatua.
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