Era un espíritu libre; crines al viento, trotaba sin descanso, se sentía feliz aspirando los aromas de las plantas, sintiendo el viento de la montaña y el frescor del agua. Sus patas apenas rozaban la tierra, se impulsaba al contacto con la hierba y parecía que volaba en su desenfrenado galopar.
Su maravilloso porte habían hecho de él un trofeo ansiado. En el pueblo se había corrido la voz de tan espectacular animal y no pasaba día en que todos los hombres armados de palos, redes, lazos o cualquier arma que pudiera reducirlo, salieran en su busca.
Alguien lanzó la voz de alarma. -“¡Acabo de verlo, por ahí!” .
Y un tropel de hombres ansiosos se adentraron en el bosque. Los árboles empezaron a agitar sus ramas que, con una fuerza endemoniada, atacaron a los cazadores. Maltrechos y heridos dieron vuelta aceptando que tampoco ese día conseguirían cazar a tan valioso animal.
La historia se repetía, como un bucle, aunque ningún mortal supiera nunca de ella. Aquel precioso corcel, en otra vida, había tenido una existencia humana.
Fue la muchacha más bonita de aquel condado, la campesina más deseada por cualquier hombre que la viera. La más humilde, la más bella y también la más perseguida.
En una de esas persecuciones cayó desde un precipicio, nunca tocó el suelo, su cuerpo se transformó en el precioso caballo que ahora, de nuevo, también huía, esta vez con la seguridad de que jamás sería atrapado.
Editado el 1 de julio de 2019 en el blog de Jessica Galera https://jessi-ga.wixsite.com/fantepika/desafios-de-literatura