Fue con la demolición de la vieja casona cuando unos llantos apagados se dejaron escuchar. Los operarios cesaron en su trabajo y decidieron hablar con los dueños.
Los lamentos llegaban desde la torre donde dormitaba la colección de libros del difunto lord.
Los incunables estaban heridos de muerte, los pergaminos volatilizados y aquel papiro fuera de su urna de cristal desintegrado.
Ni siquiera se salvó el fajo de billetes que estaba en la caja fuerte.
Al parecer fue la última comida de aquel ratoncillo de biblioteca que se coló en el último momento.
Se acaba agosto y no quería faltar a la cita con el blog de Lidía Castro.
Escribir una poesía o un texto de, máximo 100 palabras
con lo que nos sugiera la carta superior. Ese bonito tomo que, al parecer, destila sangre.
El dado que acompaña a la imagen tiene una torre que también debe de aparecer.
Y como reto opcional esta carta de la derecha. La invención del papel, su año o cualquier detalle con él.