Siguiendo mi olfato me interné en un campo de trigo; la brisa mecía las espigas y unas veces del levante otras del poniente, el aroma a ratoncito tierno y jugoso llegaba hasta mis bigotes.
Mi apetito carpanta me precipitó tras la presa hasta un agujero que, para mi desgracia, desembocaba en un río.
Una barca esperaba en la orilla. Caronte, el esquelético barquero, quería llevarme al inframundo pero, tras mis ruegos, me concedió una oportunidad.
Ahora, transformado en complemento de moda, rodeo el cuello de una dama que conduce feliz un clásico Ford T. al estilo de Thelma y Loise.
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Con este relato participo en el reto Escribir Jugando, del mes de noviembre del blog de Lídia Castro Navas.
Con un máximo de cien palabras hay que componer un relato inspirado en la carta y que contenga la imagen del dado.
Como Reto Opcional:
Que aparezca en la historia algo relacionado con la creación del Ford T (el coche, el creador o el año)