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  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

PASA LA VIDA("memorias" de un banco)


Enero

El sol ha salido tímido pero reluciente. Estoy esperando. Don Ramón, el viejo maestro, cada día llega hasta mí y deja reposar su cuerpo cansado. Abre el periódico que, casi siempre es algún número atrasado, y así transcurren los minutos, las horas, hasta que llega el momento de regresar a su solitaria casa donde nadie le espera.

Sé todo eso porque, a veces, él deja escapar sus pensamientos susurrando su tristeza. Hoy aún no ha llegado, el frío quizás le haya retenido en la cama un rato más que de costumbre. Esperaré, yo siempre espero.

Febrero

El paseo hoy está más animado. El sol empuja sus rayos hasta la tierra y los hielos de los días pasados se han convertido en agua que los suelos fértiles agradecen. Hace unos días cayó una buena nevada. Yo también noté su presencia. Mis maderas, aunque protegidas, se resintieron. Pronto vendrán para darme una capa de ese barniz que tanto me gusta. De momento el sol me reconforta, me seca y eso me hace pensar que pronto tendré alguna visita. Esperaré, yo siempre espero.


Malvas silvestres de Joaqui Muñoz

Marzo

Han aparecido las primeras flores silvestres. Diente de león, margaritas, Amapolas, jara y muchas más decoran la alfombra verde en que se ha convertido el prado que está frente a mí. Sus colores y su perfume, sumados a la temperatura de estos días que cada vez es más agradable, invitan al paseo y ya se ve alguna que otra mamá con su bebé paseando por mi lado. Los pequeños corren con la pelota, o pasean en bicicleta, mientras los trinos de los pájaros llegan desde las ramas de los árboles.

Abril

Mes de lluvias. Llueve copiosamente, el mes pasado me dieron una buena capa de barniz protector y ahora el agua no se incrusta en mi madera, resbala. Me gusta estar en forma. La vida en este parque es intensa y, aunque ahora nadie se atreve a sentarse en mis maderas, siempre hay quien no deshecha la idea de hacerlo sobre mi respaldo. Hoy ando cargado con un grupo de chicos que han hecho pellas, tenían examen de matemáticas. Les he oído decir que esto les va a traer consecuencias, pero aquí han pasado el rato, esperando a que terminara el examen.

Mayo

Mes de las flores. La vida en el parque es intensa. Desde muy temprano hay gente transitando por él. Deportistas que corren como si se tratara de una maratón, mamás que llevan a sus peques al colegio, trabajadores que aprovechan el buen tiempo para dejar el coche y caminar, eso sí, apresurados para tomar el primer autobús camino de su trabajo. A mediodía casi siempre está aquí don Ramón el viejo maestro que no falla aunque esté el día nublado. Por la tarde el paseo se llena con los más pequeños; yo me siento un privilegiado pues asisto a las meriendas de los bebés, a los llantos y las risas de estos, mientras regalo un rato de reposo y descanso a sus mayores.

Junio

El calor va apretando. Las horas en que me visitan se van dilatando. Las primeras horas de la mañana los amantes de los deportes son los más asiduos. La hora de entrada a los trabajos, comercios o al colegio, es cuando más gente pasa por delante, pero es también el tiempo en que me siento más invisible. Después algún que otro anciano llega jadeante con su garrota y me ve como una isla para un náufrago. Sus pesados huesos caen sobre mí, al tiempo que sus pulmones recuperan el aliento. Durante las horas de la siesta permanezco solitario. Un castaño que está a mi espalda me da sombra y así espero hasta la tarde que vuelven los pequeños. Ahora también alguna que otra parejita me ha echado el ojo y la noche se ha convertido en un ménage-à-trois, donde yo solo soy un actor pasivo.

Julio

El calor se está haciendo insoportable. Gracias al castaño disfruto de más horas de sombra que mis amigos los bancos que limitan el paseo. También tengo la suerte de que muy pocas veces estoy solo. Hoy la monotonía se ha visto alterada por un acontecimiento inesperado. No suele pasar pues este es un lugar tranquilo, pero alguien intentó robar el bolso a una anciana y, como esta no soltaba su bolso, el ladrón la arrastró por el camino. Enseguida unos jóvenes que venían haciendo deporte salieron tras el atracador que soltó a su presa. A la buena mujer la tendieron en mi asiento que, agotada, herida y llorosa, no dejaba de dar las gracias a los muchachos que no la dejaron sola hasta que llegó la policía.

Agosto

Es en los meses de calor cuando más parejas quieren unir sus vidas. Tras la ceremonia nupcial, llegan las fotos de rigor. El parque está precioso. A mi derecha hay una fuente de agua cristalina, rodeada por gran cantidad de rosales de mil colores. Es un bonito marco para una instantánea en un día tan especial. En marzo el parque se llena de flores silvestres, pero las cultivadas están presente desde abril con los nardos, azucenas, prímulas, orquídeas, tulipanes y sobre todo rosas, miles de rosas que dan color hasta bien entrado el invierno.

Septiembre

Han terminado las vacaciones de los pequeños. También los adultos van regresando a sus trabajos. La vida en el parque vuelve a la rutina. Caras conocidas pasan por delante de mí. Cada cual lleva su vida oculta tras sus gafas de sol. Algunas pieles están más bronceadas que si hubieran tomado el sol que deshace el asfalto. Vuelven las tardes de juegos, meriendas y paseos. Durante este tiempo he seguido esperando. Quieto, pasivo… esperando.


Octubre

Las hojas de los árboles tejen una gran alfombra dorada. El castaño deja caer sus madroños a mi alrededor. Los niños van al colegio con guantes y bufanda, los trabajadores ya no pasan por delante, han vuelto a tomar sus coches y en las chimeneas de alguna casa se adivina la sombra del humo de una lumbre. El sol, mi gran aliado, está un poco menos fogoso, las flores han dejado de dar colorido al parque y la luna es la que pasa más tiempo iluminando mis largas noches de soledad.

Noviembre

Me siento cada vez más solo. Hace varios días que ni siquiera don Ramón me visita. La última vez que vino me pareció más cansado que de costumbre. Aquella tarde habló conmigo como si hablara con un amigo de muchos años. Y es así, yo he estado aquí cuando él me ha necesitado. He tratado de mimetizarme con él para ver lo que su mirada perdida parecía percibir. He conocido sus pensamientos, aquellos que, en voz queda, me susurraba. Hoy aún espero su llegada, aunque tengo un mal presentimiento.


Diciembre

Hoy ha nevado. Más de veinte centímetros de nieve ha caído sobre el parque. Salió el sol y casi toda la nieve se ha derretido. En la ermita han estado tocando las campanas. Su cadencia me ha hecho estremecer. La conversación de unas vecinas ha llegado hasta mí con la noticia de la muerte de don Ramón. Fue en el mismo instante en que una de mis maderas se agrietó y se desplomó un olmo afectado de grafiosis. Los pájaros llevan días ausentes, Mientras, en el centro del pueblo, revolotean las notas de los villancicos y por la noche las luces parpadeantes de la navidad que se avecina apenas dejan ver un trocito de cielo. Yo busco a mi compañera nocturna, la encuentro cerca de la Osa Mayor. Me sonríe. Espero. Sigo esperando.


Este relato ha sido escrito el día 6 de enero de 2020 para el Va de retRo de enero del blog Acervo de letras

Consiste en hacer un relato de más de 100 palabras en esta ocasión describiendo la imagen de la foto del principio.

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