La maga volvió a conjurar con intención de impulsar con su magia la fina arena que debía deslizarse suavemente. No caía, el tiempo iba en contra, la arena seguía quieta. Un grano mayor impedía el paso. Cuando por fin consiguió hacerse con él comprendió. Eran las piedras del camino.
Con este relato participo en el reto "Emociones en 50 palabras" del blog Divagaciones en Rosa.
La inspiración viene de la foto y además hay que incluir en el texto cualquiera de estas palabras:
fin, intención, propósito, finalidad, objetivo.
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Mientras escribía para este reto, me ha dado por pensar acerca del paso del tiempo, de lo efímero que es, de sus saltos y me ha traído a la memoria la leyenda de San Virilo.
La dejo aquí muy resumida (en 50 palabras)
Tiempo perdido
Aquel monje quedó extasiado oyendo cantar al ruiseñor. Tomó camino de retorno hasta el convento. Cuando llegó no le conocían. Él tampoco reconocía a nadie, nada era como lo había dejado apenas unos minutos antes.
Miraron libros, fechas, nombres, y por fin encontraron el suyo. ¡Había desaparecido hacía trescientos años!