Todo el día he tenido la sensaciónde que algo no iba bien. Me sentía desorientado, aturdido, confundía los colores. La lluvia que cayó durante un rato no ayudó, pues empecé a sentir un chisporroteo nada agradable en mi interior. Además tuve que aguantar los insultos de algunos conductores y los malosmodos de unos muchachos que, a base de patadas intentaban “arreglarme”. Menos mal que llegó el técnico y el rojo, naranja y verde, ahora lucen de maravilla.