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  • Foto del escritorVirtudes Torres Losa

Regreso en Nochebuena


Foto Vitolosa. Diciembre 2021

La última sesión de quimio había sido devastadora. Tras varias operaciones Camila había ido perdiendo la fuerza y las ganas de vivir. Los dolores eran tan intensos que los cuidados paliativos cada vez daban menos resultados.

Ana, su hija, apenada por las circunstancias y queriendo aportar un poco de alegría a su madre, decidió llamar a Ismael su único hermano que, tras una fuerte discusión, hacía años había abandonado el hogar y no parecía recordar que tenía familia.

Su hermano pensó que sería un buen momento para reconciliarse con su madre y dado que iban a ser las fiestas navideñas, le prometió que en Nochebuena cenaría con ellas.

Camila pareció recuperar parte de la salud perdida. Estaba emocionada. La noticia de la vuelta del hijo pródigo le había devuelto el color a sus mejillas.

Ana adornó la casa y preparó la mesa para la ocasión. Las horas avanzaron desigualmente para ambas mujeres. Para Camila que esperaba mirando caer la intensa lluvia a través de la ventana, el tiempo transcurría lentamente mientras que para Ana, tratando de hacer algún manjar un poco más elaborado, el tiempo se le echaba encima.

Sonó el timbre de la puerta y Camila con un mínimo esfuerzo llegó a abrir antes que su hija que estaba aún en la cocina.

Madre e hijo se abrazaron con tanta fuerza que si no llega Ana ambos hubieran caído al suelo. Risas, lágrimas y besos atrasados se hicieron patentes.

-Estás empapado, entra y sécate.

Ismael avanzó guiado por su madre hasta el cuarto de baño donde se secó el pelo y se quitó la parka que llevaba. Mientras, su madre lo observaba con los ojos llenos de lágrimas.

Deberías pensar en quedarte un tiempo en casa, seguro que hace mucho que no comes una buena comida casera.

No te preocupes por mí, madre. Voy a recuperar el tiempo perdido, vamos a estar juntos muchísimo tiempo, te lo prometo.

Ana, contemplaba la escena con alegría y, al tiempo, con un poco de celos pues su hermano había ocupado todo el espacio afectivo de la madre, la mirada de esta solo era para él, su mano acariciaba una y otra vez el rostro transformado de ese muchacho que volvía tras muchos años de ausencia.


Foto de Vitolosa. Septiembre 2021

La cena transcurrió de un modo agradable aunque los platos pasaron a ocupar un segundo lugar y Ana lamentó todo el esfuerzo pues los alimentos volvieron apenas probados a la cocina. Pensó que era normal, su madre últimamente tenía muy poco apetito y su hermano dedicaba todo su tiempo a recuperar el perdido con su progenitora.

Llegó el momento de ir a descansar. Camila estaba agotada y Ana la llevó al dormitorio. Tras ayudarle a cambiarse de ropa, la acostó y volvió al salón dispuesta a charlar con su hermano. También ella tenía necesidad de recuperar el tiempo que no habían vivido juntos. Cuando regresó él no estaba en el comedor, escuchó cerrarse una puerta y pensó que su hermano estaría cansado y se había retirado a dormir, lo mejor sería recoger e irse también ella a descansar, mañana tendrían tiempo de hablar.

Las primeras luces del día que se colaron por la ventana despertaron a Ana. Era el momento de darle la medicación a su madre. Entró en el dormitorio sin hacer ruido, el rostro de Camila mostraba felicidad, paz y calma. Parecía que estuviera teniendo un bonito sueño. Ana vio en esa sonrisa recompensado el esfuerzo y también sonrió. Lentamente tocó el hombro de su madre para que esta despertara sin sobresalto y fue ella quien se quedó de piedra. Camila estaba rígida, fría. Camila había muerto en el transcurso de la noche.

Ana no sabía qué hacer, corrió al dormitorio de su hermano. Llamó a la puerta y no obtuvo contestación. Abrió y el cuarto estaba igual que ella lo hubiera dejado después de limpiarlo la mañana anterior. La cama estaba hecha, su hermano no estaba y tampoco la maleta.

Ana cogió el teléfono para llamar al 112. Su móvil sonó al mismo tiempo. Era el número de su hermano pero la voz que sonó le era desconocida. Al otro lado, alguien se presentó como agente de policía. Llamaba porque habían encontrado su número en el teléfono de un hombre que había fallecido la noche anterior al caer su coche al río. Tendría que ir a reconocer el cadáver.


Foto Vitolosa. 1 enero 2022

Los acontecimientos se desbordaron. Su madre ahora era su prioridad, después mientras llevaban a cabo los preparativos del funeral iría al depósito; tenía la convicción de que tenía que haber un error. No podía tratarse de su hermano, él había estado cenando con ellas la noche anterior. No podía saber de él porque el teléfono estaba en manos de la policía, pero podía tratarse de un robo y haber sido encontrado en manos del ladrón. Esas eran sus conjeturas pero la evidencia se presentó en la camilla del depósito. Sin duda era su hermano, el mismo que anoche estuvo a punto de caerse por el abrazo de su madre.

No sabía qué pensar, tenía los nervios disparados y la cabeza parecía que le iba a estallar. Fue al botiquín a por un analgésico y fue entonces cuando reparó en algo que estaba sobre la banqueta del baño: era la parka de su hermano.


Vitolosa

Este texto ha sido escrito para participar en el Concurso de cuentos de fantasmas del programa El último peldaño de Onda Regional de Murcia.



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