La sala de exposiciones de la Casa fuerte de Bezmiliana ofrece una colección de cuadros de estilo surrealista. Las obras expuestas están enmarcadas en molduras tan dispares que, a veces, distraen la mirada del público causando tal desasosiego que no pasan más de dos minutos cuando marcha de aquel rincón hasta otro con un cuadro que transmita sentimientos más reposados.
Es la obra titulada “El algarrobo en la mar miraba la ciruela paracaidista” enmarcada por una toalla azul, quizás asemejando el mar, la que atrae más cantidad de público. Como hipnotizados dan pequeños pasos, a derecha e izquierda, acercándose, retirándose, o intentando rozar con sus dedos aquel punto granate que simula una ciruela.
Observando la reacción ante esos cuadros, se me ocurre una moraleja: Que no es solo el arte lo que atrae al espectador de este estilo de pintura, es su transformación en un apéndice del pincel del artista.
****
Dejo aquí este relato que, como su nombre indica es totalmente surrealista. Lo escribí allá por agosto del 2019 para un certamen que se celebraba mensualmente en el Facebook del CIRCULO CULTURAL BEZMILIANA con el objetivo de promocionar la cultura en el entorno del Rincón de la Victoria.
Se trataba de hacer un relato de máximo 150 palabras con una frase y tres palabras que los organizadores proponían.
En esta ocasión la frase era “El algarrobo en la mar miraba la ciruela paracaidista” y las palabras: desasosiego, toalla azul y moraleja.
Cuando descubrí este concurso fue en su último mes y mandé el relato arriba expuesto. El fallo y la entrega de premios debían de haberse celebrado, según las bases, en diciembre del mismo año pero para sorpresa mía hoy, un año después de la fecha prevista, recibo invitación para la entrega de premios y para poder adquirir el libro del certamen en el que, ¡sorpresa! está incluido mi relato.